Embarazo y entrenamiento

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Una de las principales preocupaciones de la mujer deportista en particular es la de si con el embarazo podrá continuar con la práctica deportiva o hasta cuándo podrá hacerlo.

Son muchos los beneficios del ejercicio físico tanto para la madre como para el desarrollo del feto y de la salud cardiovascular del bebé. El ejercicio físico durante el embarazo ayudará a atenuar las molestias del embarazo y a estar mejor preparada para el parto ya que la fase activa de este podrá ser más corta y llevarse a cabo con menos dolor, y favoreciendo también una más rápida recuperación después de este. El ejercicio ayudará incluso a reducir la posibilidad de algunas complicaciones como una preeclampsia (hipertensión inducida por embarazo) o una diabetes gestacional.

Pero también nos ayudará a mantener un peso óptimo o a reducir las posibilidades de aumentar el peso al mantener un ritmo metabólico más elevado. Para esto, el ejercicio cardiovascular será de gran ayuda. Sin embargo, no todo vale ya que como el peso del feto con el paso de los meses irá incrementándose serán más recomendables medios como la bici o el remo, es decir, aquellos medios en los que el peso se apoya. Este tipo de ejercicio también ayudará a descansar mejor y contribuirá a un mejor estado de ánimo y bienestar general.

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Durante el embarazo también se producen una serie de alteraciones posturales y por ello será bueno ejercitarse con el fin de reforzar los músculos posturales y estirar aquellos músculos que con los cambios tienden al acortamiento. Así también reforzar el suelo pélvico con los ejercicios de kegel será de gran importancia ya que con el aumento del peso fetal este se verá sometido a sobrecargas.

Por otro lado, siempre que hablamos de ejercicio y embarazo, se hace mención de métodos de entrenamiento que favorezcan el fortalecimiento del suelo pélvico. Pero, ¿y qué pasa con el resto de grupos musculares? Cabe decir que siempre será de especial interés fortalecer aquellos grupos que, tanto durante el embarazo como después del parto, se van a ver expuestos a una elevada demanda. Por ejemplo, todos los músculos de la espalda o brazos se van a ver altamente involucrados cada vez que tengamos que sostener a nuestro bebé. Tener unos músculos fuertes nos ayudará a rendir mejor en nuestro día a día minimizando los posibles riesgos de lesión. Así pues, realizar unos cuantos remos, curls de bíceps o presses adaptando la posición del movimiento al trimestre de embarazo, no nos hará ningún mal sino todo lo contrario. Lo mismo sucederá con el fortalecimiento de nuestros cuádriceps y glúteos, algo que ayudará a nuestro cuadrado lumbar a realizar las tareas cotidianas con mayor eficacia.

Como vemos, aunque estos son tan solo unos pocos consejos y algunos de los beneficios que puede aportar el ejercicio físico durante el embarazo, vemos que ya son motivos más que suficientes para no dejar de entrenar. Así pues, salvo que el embarazo sea de riesgo podremos entrenar en cualquier etapa de este.
Sin embargo, aunque podamos ejercitarnos, es importante saber que al igual que cualquier programa de entrenamiento debe ser progresivo, durante el embarazo ha de ser todo lo contrario. El programa debe ser cada vez de menor intensidad. Así pues, siempre deberíamos ejercitarnos durante este periodo bajo la supervisión de un profesional que nos indique cómo ejercitarnos correctamente en cada uno de los trimestres ya que con cada uno de ellos el cuerpo sufre una serie de cambios fisiológicos que ante situaciones de esfuerzo sin control supondrían un riesgo tanto para salud de la madre y del feto.

¡Disfruten del entrenamiento!

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