Semana 25 de Embarazo

publicado en: Segundo Trimestre de Embarazo | 0

Datos destacados

Edad del Feto: 23 semanas

Tamaño del bebé: mide unos 22 cm. y pesa aproximadamente 700 g.

Tamaño de la madre: en esta 25 semana de embarazo, su útero ya ha crecido bastante. Cuando se mira de perfil, resulta evidente que está engordando.

La distancia que separa la sínfisis púbica y la parte alta superior de su útero se aproxima a los 25 cm. Si asistió a la última visita prenatal cuando estaba de 20 o 21 semanas, probablemente su útero habrá crecido unos 4 cm. A estas alturas, tiene el tamaño de una pelota de fútbol.

La parte superior de su útero se encuentra a mitad de camino entre el ombligo y la parte inferior del esternón. (El esternón es el hueso que está situado entre las mamas, donde se unen las costillas.)

Situación de desarrollo del bebé: ya estamos en la 25 semana de embarazo y su bebé se ha desarrollado muchísimo. Por muy increíble que pueda parecer, si su bebé naciera ahora mismo, tendría alguna probabilidad de sobrevivir. Algunos de los avances médicos más importantes han tenido lugar en el ámbito.

Cómo se encuentra la mamá

embarazada

EN esta 25 semana de embarazo, sus amigos y conocidos empezarán a hacerle comentarios sobre el tamaño de su vientre. Tal vez ledigan que debe de estar esperando gemelos por lo mucho que ha engordado, o que tiene poca tripa para lo adelantada que está. Si este tipo de comentarios le preocupan, hable con su médico.

A partir de ahora, el médico medirá cuánto le ha crecido el útero en cada visita prenatal, a fin de valorar los cambios que se están produciendo en su peso y en el tamaño de su útero. Debe tener en cuenta que distintas mujeres y distintos bebés tienen tamaños diferentes y crecen a ritmos diferentes. Lo que es importante es que usted vaya ganando peso de forma continua.

Conforme el bebé vaya creciendo, su placenta también crecerá, y lo mismo ocurrirá con la cantidad de líquido amniótico.

Aparición de Azúcar en la orina

Es bastante habitual que una mujer embarazada que no sea diabética tenga una cantidad excesiva de azúcar en la orina, lo que recibe el nombre de glucosuria. Esto se debe a los cambios que se producen en los niveles de azúcar y a cómo se metaboliza esta sustancia en los riñones. Si su orina contiene demasiado azúcar, perderá esta sustancia a través de la orina. Es algo bastante frecuente durante el embarazo: sobre todo durante el segundo y tercer trimestres.

Muchos médicos analizan si sus pacientes han desarrollado una diabetes en torno al final del segundo trimestre de embarazo. Este análisis es particularmente importante si la mujer presenta antecedentes familiares de diabetes. Las pruebas que se utilizan para diagnosticar la diabetes son la determinación de la glucemia basal y la prueba de Q’Sullivan (también conocida como prueba de la tolerancia a la glucosa).

Para determinarle la glucemia basal, le pedirán que cene la noche anterior y, a la mañana siguiente, le extraerán sangre en ayunas. La obtención de un resultado normal indica que la diabetes es muy poco probable. La obtención de un resultado anormal indica que el nivel de azúcar en sangre es demasiado elevado, lo que se debería estudiar en mayor detalle.

Un análisis detallado implica aplicar la prueba Q’Sullivan. Le pedirán que no cene nada la noche anterior a la aplicación de la prueba. A la mañana siguiente le pedirán que se beba una solución que contiene una cantidad conocida de azúcar. Parece un refresco, pero no sabe tan bien.

Antes de que se beba la solución, le volverán a determinar la glucemia basal. Una vez que se la haya bebido, le irán extrayendo sangre a unos intervalos de tiempo predeterminados; generalmente al cabo de media hora, una hora y dos horas, y a veces incluso al cabo de 3 horas. Esto permitirá saber cómo metaboliza el azúcar su organismo. Si usted necesita tratamiento, su médico diseñará un plan de actuación.

Consejos sobre la alimentación

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Durante el embarazo, necesita beber abundante líquido. Los fluidos ayudan al cuerpo a procesar los nutrientes, a fabricar nuevas células, a mantener el volumen de sangre y a regular la temperatura corporal. Es posible que durante el embarazo se encuentre mejor bebiendo más agua de la que solía beber antes de quedarse embarazada. Los estudios indican que, por cada 15 calorías que quema el organismo, necesita una cucharada sopera llena de agua. Si quemamos 2.000 calorías diarias, deberíamos beber 2,3 litros de agua cada día. Durante el embarazo, al aumentar los requerimientos calóricos, también aumentan las necesidades de beber agua. Beber de 6 a 8 vasos al día es una buena meta. Para consumir un mínimo de 2,3 litros diarios de líquido, puede ir dando sorbos a un vaso de agua o algún otro líquido a lo largo de todo el día. Si bebe más durante la primera mitad del día, probablemente se ahorrará las visitas nocturnas al lavabo.

Algunas mujeres no saben si pueden beber otros líquidos aparte del agua. El agua es la mejor bebida de todas; pero también hay otras bebidas que le pueden ayudar a colmar sus necesidades. Puede tomar leche, zumos vegetales y de frutas y algunas infusiones. Comiendo verduras y frutas, productos lácteos, carne y cereales también aumentará el aporte de líquidos. Evite el té, el café y las bebidas que contengan cola; suelen contener sodio y cafeína, que, al tener un efecto diurético, incrementan los requerimientos de agua.

Algunos de los problemas que tienen las mujeres durante el embarazo, se podrían mitigar simplemente bebiendo más agua. El dolor de cabeza, los espasmos uterinos y las infecciones de vejiga mejoran con el consumo de grandes cantidades de agua.

Compruebe el aspecto que tiene su orina para saber si está bebiendo suficiente. Si su orina es de un color amarillo fuerte, significa que debe incrementar el aporte de líquidos. No espere a tener sed para beber. En el momento en que notamos que tenemos sed ya hemos perdido el 1 % de nuestros fluidos corporales.

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