Cómo cuidar el ombligo del bebé

publicado en: Cuidados Después del Parto | 0

Unos días después del nacimiento, el ombligo del bebé se va cicatrizando hasta que se cae la costra. Y en ese proceso hay que mantener el ombligo desinfectado y realizar algunos cuidados básicos. Veamos con los consejos de Sermama cómo hacerlo bien.

Las madres primerizas deben aprender a limpiar y a desinfectar el ombligo de su hijo según los consejos médicos, que afirman que no hace falta usar antisépticos ni alcohol.

Cuidados para el ombligo del bebé

Hasta no hace mucho tiempo los cuidados para el ombligo del bebé eran muy complicados, pero en la actualidad los médicos recomiendan utilizar agua y un jabón neutro para bebés.

En casos en que el bebé no pueda lavarse, se puede limpiar el ombligo con alcohol, aunque no es necesario si el pequeño se ha bañado o si puedes utilizar agua y jabón.

El uso de antisépticos o antibióticos para el cuidado del ombligo del bebé están reservados para casos de infecciones o cuando la higiene del entorno no es la adecuada.

Pasos para limpiar el ombligo del niño

– Lávate las manos con agua y jabón, especialmente debajo de las uñas, y sécate bien.
– Pon en un recipiente un poco de agua tibia y mézclala con una pequeña cantidad de jabón neutro.
– Lava el ombligo del niño con mucho cuidado de no presionarlo ni arañar la zona.
– Seca el ombligo con una toalla limpia y absorbente, dando pequeños toques y asegurándote que no quede húmedo.
– Cubre el ombligo con una gasa no muy apretada y un pequeño trozo de cinta leuco.

Aunque antiguamente se usaba un apósito y se fajaba al bebé, hoy no se recomienda, pues retrasa la cicatrización de la herida.

Cada vez que cambies el pañal, lava el ombligo del bebé y cambia la gasa. Si la piel se mantiene de color normal, no tienes que preocuparte, pero si se pone roja es signo de infección y lo mejor que puedes hacer es llevar al bebé a un especialista.

El cólico del lactante

publicado en: Cuidados Después del Parto | 0

Uno de los problemas de salud de los bebés que más preocupan a los padres es el cólico del lactante. De hecho, es un motivo muy frecuente de visita al pediatra. Por eso, a continuación, explicamos de qué se trata

Qué es el cólico del lactante

El cólico del lactante es una situación constante de llanto de un bebé. No obstante, la situación real podría ser que el niño solo quiere llamar la atención, ya que se descartan otros motivos como la necesidad de cambio de pañal, incomodidad, calor o frío o hambre, sed o sueño.

Esta situación se distingue por un llanto muy intenso del niño, que es duradero y no tiene consuelo. De hecho, por más que se arrulle al lactante, se le dé de comer o se le cambie el pañal, el llanto no cesa.

Los expertos en este problema han acuñado la conocida regla del tres. El pequeño llora durante tres horas al día, tres días a la semana y prolongado durante tres o más semanas.

Este llanto es diferente porque el bebé lo inicia y finaliza de forma súbita. Aprieta los puños, se pone rojo, se encoge de piernas y abdomen y ninguna postura lo calma durante 15 minutos, media hora, incluso varias horas. Es más frecuente durante la tarde y noche. Pero, una vez para, ya no da muestras de malestar.

Este problema puede aparecer cuando el pequeño alcanza los 15 días y desaparece de forma progresiva hasta los cuatro meses.

Causas y tratamiento

Eso sí, las causas no están claras en absoluto. Se barajan diversas teorías que giran en torno a falta de madurez del tracto digestivo, lo que produce problemas gastrointestinales como acumulación de gases o digestiones pesadas.

Como padres, debéis estar tranquilos. Se descartan causas alimenticias. No obstante, la lactancia materna reduce la prevalencia de los cólicos.

Si crees que tu bebé puede sufrir cólico del lactante, acude a tu pediatra. No obstante, al no saber el origen, no existen tratamientos específicos. Se recomienda paciencia, cariño e intentar que el pequeño no trague mucho aire para no provocar gases.

El Síndrome del niño lobo o hipertricosis

publicado en: Sin categoría | 0

El síndrome del niño lobo, también llamada hipertricosis o síndrome del hombre lobo, es una enfermedad rara y poco frecuente. A continuación, vamos a descubrir un poco mejor esta afección a través de este artículo de tu blog amigo de Sermama.

Qué es la hipertricosis o síndrome del niño lobo

La hipertricosis es una enfermedad que destaca con un exceso de vello en la persona que la sufre. Quien padece este síndrome tiene el cuerpo completamente cubierto de pelo a excepción de las palmas de los pies y de las manos.

El pelo de los pequeños que sufren hipertricosis es llamado vello lanugo largo, ya que puede llegar a medir hasta 25 centímetros de extensión. Además, presenta toques blanquecinos y finos, como si fuera una especie de pelusa.

El síndrome del niño lobo aparece muy pronto. Y es que, el bebé, recién nacido, muestra una especie de pelusa que va desapareciendo durante los primeros meses de vida tras el alumbramiento. Sin embargo, en aquellos pequeños que padecen hipertricosis, tal fenómeno no se da, y esa especie de pelusa no deja de crecer hasta convertirse en pelo. O sea, el lanugo continúa y crece a lo largo de toda su vida.

Es sabido que esta enfermedad se produce por una mutación genética. Por lo general, es hereditaria por parte de la familia, por lo que no es extraño que haya antecedentes en este sentido.

Se conocen diversas causas genéticas, además. Por ejemplo, la hipertricosis universal congénita, que es autosómica dominante. Pero cuando es generalizada congénita, es autosómica dominante o recesiva y se liga al cromosoma X.

Sea como fuere, el problema real de esta alteración es social. La esperanza de vida de la persona es la misma que la de cualquier otro individuo. Sin embargo, el exceso de pelo por todo el cuerpo puede provocar discriminación.

Cuándo hacer uso de la reproducción asistida

publicado en: Sin categoría | 0

¿Sabes cuándo ha llegado el momento de acudir a los métodos de reproducción asistida? En tu blog amigo de Sermama vamos a descubrir más sobre el tema.

Hoy en día, tan solo un 25% de las mujeres con más de 35 años tiene posibilidades reales de quedar embarazada en un ciclo ovulatorio. A medida que avanzan en edad, dicho porcentaje se va reduciendo.

En un país en que la edad para buscar un primer hijo no deja de aumentar por motivos laborales y socioeconómicos, es obvio que muchas familias se ven obligadas a buscar métodos como el de la medicina reproductiva.

La reproducción asistida y la edad

Como hemos visto, a partir de los 35 años las posibilidades de quedar embarazada van decreciendo de forma progresiva. Antes, la media está en un año para quedar embarazada manteniendo relaciones sexuales regulares sin el uso de métodos anticonceptivos. Pasado ese tiempo, es interesante consultar a un experto.

A medida que la mujer se hace mayor, las probabilidades de quedar embarazada disminuyen. Cuando se llega a los 40 años, si se desea tener descendencia, es importante no demorarse en asistir a un centro de fertilidad.

Infertilidad o esterilidad

La esterilidad es considerada cuando la pareja nunca logra el embarazo por más intentos que haya hecho. Por su parte, la infertilidad aparece en casos en que sí se ha conseguido la gestación, pero se presentan dificultados para nuevas concepciones. También si las gestaciones se interrumpen o son evolutivas.

Si la pareja es joven, debe acudir al especialista pasados dos años si no hay avances. En caso de que los miembros, sobre todo la mujer, supere los 35 años, y en especial si tiene más de 40, tanto varón como hembra, se debe acudir al experto desde el primer momento.

Recuerda que los centros de reproducción asistida harán estudios completos. Los dos miembros de la pareja conocerán sus circunstancias, el origen de los problemas y los mejores procesos de solución.