La lactancia: Dudas y soluciones

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Cuando se va a ser mamá, son muchas las dudas que surgen, por ejemplo, sobre la lactancia. Veamos a continuación desde tu blog amigo de Sermama cómo se solucionan algunas de estas inquietudes.

Dudas sobre la lactancia

Las mamás primerizas suelen ser las que más dudas albergan a este respecto. Recordemos que la Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna exclusiva durante al menos los seis primeros meses de vida del bebé. Luego, es interesante continuar hasta los dos años complementando con alimentación externa.

Ahora, veamos las dudas que suelen surgir:

– ¿Tengo suficiente leche? La producción de leche materna se rige por leyes de oferta y demanda. No sufras, cuanto más necesite tu bebé, más producirás, ya que tu organismo se adaptará progresivamente a sus necesidades.
– ¿Qué más necesita el bebé? Recuerda, durante los seis primeros meses, la lactancia materna es el mejor alimento. No le des nada más, pues incluso el agua va incorporada en la leche, pues más del 80% es agua.
– ¿Qué es la demanda? Dar leche a demanda al bebé implica dar de mamar cuando el pequeño lo pida. Lo normal es que cada niño realice un mínimo de ocho tomas diarias, siendo lo habitual entre diez y doce. No obstante, dependerá de cada lactante.
– ¿Se puede conservar la leche materna? La respuesta es que sí, usando un sacaleches y conservándola adecuadamente a posteriori. Así, cuando la madre no esté presente, el bebé podrá disfrutar de su alimento sin problema alguno.
– ¿Qué como mientras doy de mamar? La comida es un punto importante. En general, puedes tomar cualquier cosa, pero algunos alimentos pueden variar el sabor y olor de la leche, como el ajo. Lo mejor es tomar comida saludable, rica en frutas y verduras, con proteínas de calidad.

Si todavía albergas más dudas al respecto, no dudes en contactar con tu médico de cabecera o con profesionales.

La música clásica durante el embarazo beneficia a la madre y al bebé

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No solo porque es bella, sino porque produce múltiples beneficios para la madre y el bebé, se aconseja escuchar música clásica durante el embarazo. En el blog de Sermama te contamos por qué es recomendable que Vivaldi y Mozart acompañen tu dulce espera.

Beneficios de la música clásica durante el embarazo

Los bebés tienen desarrollado el sentido del oído desde la semana 20 de gestación. Por ello son capaces de captar los sonidos provenientes del exterior. Y por eso, aunque no entiendan el significado de las palabras, es importante que empiecen a reconocer la voz de sus padres.

También es el momento adecuado para realizar sesiones de música clásica. Estas contribuirán a que se relajen y desarrollen su intelecto.

Por ejemplo, cuando notes que el niño se mueve mucho en tu panza y no deja de dar pataditas, este tipo de música hará que se sienta más tranquilo y cómodo. Por consiguiente, tú también estarás más distendida.

Sin embargo, los beneficios de escuchar música clásica durante el embarazo no terminan aquí. Toma nota:

Estimula la frecuencia cardíaca del feto. Esto permite una mayor oxigenación de las células. También contribuye a que el cerebro se forme mejor.
Madre e hijo liberarán endorfinas. Los peques sentirán una sensación de bienestar y relajación.
– Las resonancias vibratorias activan las células cerebrales.

Además, se estima que, si escuchas música clásica durante el embarazo, tu hijo será más tranquilo y llorará menos al nacer. Las más recomendables parecen ser las creaciones de Mozart y de Vivaldi y otras piezas barrocas. Según dicen los especialistas, estas obras son ricas en simetrías. Eso es algo que favorece el desarrollo de los hemisferios cerebrales del niño que se está gestando.

Recuerda consultar a los profesionales en la materia para obtener más información.

Cómo abrigar correctamente a un niño

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Está comprobado que la gran mayoría de los padres tienden a ponerle más ropa de la necesaria a sus hijos cuando son pequeños y hace frío. Sin embargo, el exceso puede ser tan perjudicial como su falta. Pero, ¿cómo encontrar la justa medida a la hora de vestir a un pequeñín? Desde Sermama te contamos cómo abrigar correctamente a un niño.

Qué debes tener en cuenta para abrigar correctamente a un niño en invierno

Durante el primer mes de vida, los recién nacidos no regulan su temperatura. Obviamente, deben estar bien abrigados para evitar la hipotermia. Sin embargo, si les ponemos demasiada ropa, o los mantenemos en un ambiente muy calefaccionado, es probable que aparezca la temida fiebre.

Como regla a tener en cuenta, hay que vestir a los pequeños con una capa más de ropa de la que llevas tú, y del mismo grosor. También hay que evitar que pierdan calor corporal a través de la cabeza, manos o pies. Se recomienda, entonces, el uso de patucos, manoplas y gorros.

Ten en cuenta además que, en el caso de niños prematuros, la energía extra que deben consumir para intentar regular su temperatura puede traducirse en dificultades para ir ganando peso. Además, demasiada ropa puede causar asfixia a los bebés y provocarles muerte súbita.

Otro riesgo que se corre al abrigar en exceso a las criaturas es que desarrollen una erupción de la piel, relacionada con el calor. Y es que la sudamina, a ella nos referimos, no solo se produce en verano. Surge en invierno a causa del exceso de abrigo.

Cantidad de abrigo adecuada de acuerdo a la edad del niño

Pasadas estas primeras semanas, el niño sentirá el mismo frío que un adulto. Por tal motivo, no es necesario pertrecharlo como para ir a una expedición al polo sur. Hay que vestirlo de acuerdo al ámbito y la actividad que va a realizar.

Está claro que no es lo mismo un paseo en cochecito que andar correteando por un parque. Y, como lo más probable es que se lleven a cabo diferentes acciones durante un día, lo ideal es poner en práctica el truco de las capas.

Así se consigue el efecto aislante que se genera entre las prendas. También el ir adaptando el vestuario en relación a la temperatura de cada lugar. Además, se acopla al nivel de actividad que vaya a desplegar el niño.

Por otra parte, si porteamos a un bebé, hay que tener en cuenta el calor que le trasmitiremos con nuestro cuerpo. En este caso, se recomiendan las chaquetas y abrigos de porteo, ya que rodean tanto al adulto como al niño. Tampoco hay que excederse con las mantas al momento de dormir, sobre todo si la habitación está correctamente climatizada (entre 20 y 24 grados).

Recuerda consultar con un especialista de confianza las dudas que tengas sobre cómo abrigar correctamente a un niño.

Efectos de ser padres muy exigentes

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El mundo es cada vez más competitivo. Llega al punto de que algunas personas sienten que deben enseñar a sus hijos desde pequeños a afrontar los desafíos que les permitan triunfar en la vida. Sin embargo, este hecho puede convertirnos en padres muy exigentes y que, sin quererlo, provoquen en los niños problemas emocionales. Desde Sermama te contamos los efectos que esta actitud de los adultos puede acarrear en los infantes.

Recuerda, el éxito en la vida no es ganar mucho dinero o tener un buen puesto de trabajo. El reto de todo padre para su niño debería ser que el pequeño sea feliz y se desarrolle en un entorno óptimo. Sin embargo, vivimos en una sociedad que en múltiples ocasiones confunde estos términos.

Cómo afectan a sus hijos los padres muy exigentes

Si bien es bueno exigirle cosas a un niño, siempre hay que hacerlo dentro de sus posibilidades. Es importante dejar bien claro cuánto se los quiere y se los valora por su esfuerzo y sus logros. Un pequeño al que se le pide mucho y del que se espera demasiado puede terminar sintiéndose poco valorado y desarrollar una baja autoestima.

Otras consecuencias de demandarle demasiado a los hijos son:

– Insatisfacción con todo lo que hacen.
– Experimentar “miedo” hacia los padres u otros familiares.
– Considerarse poco valiosos.
– Mostrarse demasiado competitivos en la escuela u otras actividades.
– Depresión.
– Estrés.

Pero, ¿Cómo saber si somos padres muy exigentes? Toma nota:

– Hay demasiadas reglas para cumplir en la casa. Por cierto, las reglas deben existir, pero siempre adecuadas a la edad del pequeño.
– Se recurre al chantaje emocional. Se deben evitar frases como “si no haces tal cosa me enojaré”. Hemos de buscar opciones más constructivas a través del diálogo.
– Se producen muchas discusiones en el hogar. Lo ideal es comunicarse de manera positiva con los pequeños, teniendo en cuenta que son niños que aún deben aprender cuáles son las consecuencias de sus actos.
– Empleo de amenazas para que los pequeños hagan caso. Sin duda, es una alternativa contraproducente. Hablar de forma calmada y cariñosa siempre da mejores resultados.

Recuerda que los profesionales están para asesorarte en este y otros temas.